Conduce a un entendimiento limitado y parcial de la realidad; cierra la posibilidad a una comprensión objetiva o ponderada de lo que sucede, e impide darse cuenta del impacto que las propias acciones pueden tener en la vida de los demás.
La falta de empatía está estrechamente relacionada con la falta de reconocimiento, por lo que los otros se vuelven invisibles a nuestra realidad.
La falta de reconocimiento nos impide ver las necesidades propias, de los demás o del entorno, por lo que no se contemplan los derechos de las personas y no se les trata con respeto como miembros de la sociedad.
Desde la misma perspectiva, la falta de empatía impide concebir cómo son los sentimientos de quienes nos rodean, por lo que obstruye el camino de la compasión, inhabilita la capacidad para condolerse ante los padecimientos del otro, y afianza, por el contrario, actitudes como la falta de atención, la desafección ciudadana y el desentendimiento moral.