Ahora bien, sobre la base de este núcleo histórico, al autor sagrado lo que le interesa es extraer el mensaje religioso que esos acontecimientos encierran en cuanto intervención de Yahveh. Por eso, con un tono épico, de epopeya religiosa, subraya y acentúa lo grandioso de las acciones de Dios. Para recalcar más la intervención de Dios el autor sagrado omite muchas veces los medios o causas segundas de que se ha servido. Por ejemplo, algunas plagas (ranas, mosquitos, langostas...) son relativamente normales y frecuentes en Egipto; no obstante, estos azotes debieron producirse en un grado nunca visto, de manera que manifestaban patentemente «la mano de Yahveh». Por lo demás, no se debe excluir que hayan existido intervenciones prodigiosas y maravillosas en sentido estricto.