El oxígeno es paramagnético. Se utiliza un sensor de presión en medio de dos cámaras, una teniendo una muestra del gas y otra del aire de la habitación (referencia). Se le aplica un campo magnético, donde las moléculas de O2 serán atraídas y agitadas, lo cuál provocará un cambio de presión, proporcional a la FiO2 entre la muestra y el gas de la habitación.