El arte islámico tiene su origen en la era islámica, que comenzó en el año 622.
Es un arte religioso donde el aniconismo (prohibición de representar imágenes) se manifiesta en la arquitectura sobre las artes plásticas.
Las primeras manifestaciones artísticas surgieron en la época de Mahoma, alcanzando su apogeo con las dinastías Omeya y Abasí.
Tras los abasíes, la diversidad artística aumentó debido a la fragmentación política en diferentes dinastías e imperios musulmanes.
El arte islámico absorbió y reinterpreto el lenguaje artístico de otras culturas con las que el islam entró en contacto.
Este arte se caracteriza por su refinamiento, ornamentación y soluciones ornamentales.
En España, el arte hispanomusulmán o andalusí es un ejemplo de la influencia del arte islámico.
Referentes Históricos y Evolución Artística
El islam surgió en Arabia a principios del siglo VII.
La Hégira, inicio de la era islámica, tuvo lugar en el año 622 d. C., cuando Mahoma huyó de La Meca a Medina.
La expansión musulmana fue rápida debido a las libertades concedidas a los pueblos sometidos.
Tras la muerte de Mahoma, la dinastía Omeya impulsó la expansión territorial del islam.
En el año 750 la dinastía Abasí reemplazó a los Omeyas debido a conflictos religiosos internos.
El Imperio se fragmentó en califatos independientes.
La cultura islámica floreció en ciudades como Bagdad, Córdoba, El Cairo, Delhi y Estambul hasta el siglo XVI.
La doctrina de Mahoma se basa en la soberanía de Alá (Dios), resumida en la profesión de fe o shahada:
(\text{لا إله إلا الله محمد رسول الله}) (No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta).
Los pilares del islam son:
Shahada (profesión de fe).
Salat (plegaria canónica cinco veces al día).
Zakat (limosna obligatoria).
Sawm (ayuno en el Ramadán).
Hajj (peregrinación a La Meca).
La religión unificó la civilización islámica, pero los factores geográficos, históricos y culturales influyeron en la diversidad artística.
El desarrollo del arte islámico se divide en cuatro etapas:
Primera etapa (siglos VII-XI): Asimilación de la herencia romano-bizantina y sasánida. Se distinguen dos ámbitos: occidente (al-Ándalus a Oriente Próximo) y oriente (Mesopotamia y Persia). El cisma religioso entre chiíes y sunnitas se acentuó en el siglo X, afectando las prácticas artísticas.
Segunda etapa (a partir del siglo XI): Incorporación de la cultura turca con las dinastías gaznawíes, selyuqíes y selyuqíes del Rum. Los califatos abasí, fatimí y andalusí determinaron tres ámbitos de poder: territorios orientales y Anatolia (dinastías turcas), territorios occidentales (dinastías bereberes almorávides y almohades), y la zona próximo-oriental (ayyubíes).
Tercera etapa (desde mediados del siglo XIII): Consolidación de los tres ámbitos y fin del islam medieval. Incursiones mongolas en oriente (dinastías iljaníes y timuríes), reyes esclavos en el sultanato de Delhi, sultanes mamelucos en Egipto. En occidente, retirada del islam en al-Ándalus e influencia otomana en el norte de África.