teatro español

DESARROLLO DEL TEATRO ESPAÑOL PRELOPISTA

El teatro nace en Occidente de la liturgia religiosa. El germen primario de las

representaciones litúrgicas medievales son los tropos. Para Richard Donovan el tropo es

una simplificación verbal de algunos pasajes de la liturgia. Se trata de unos textos breves

interpolados en la liturgia que se cantaban y representaban durante la misa en ocasiones de

los grandes misterios de la vida de Jesucristo, como su nacimiento o la resurrección.

También se produjeron dramas sacros. Son obras fundadas sobre los mismos textos de los

tropos, pero no tan estrechamente unidas a la liturgia. Se les representaba separadamente

de la ceremonia de la misa y tenían independencia respecto al texto litúrgico. De éstos solo

queda una muestra: El auto de los Reyes Magos (siglo XIII).

El teatro de tipo laico como espectáculo representado para todas las clases sociales no

aparecerá en España hasta luego del Renacimiento. Hubo representaciones antes y durante

éste, pero solo para un público privilegiado.

No es hasta el siglo XV que toma fuerza la representación teatral. Los primeros

dramaturgos como Gómez Manrique, Lucas Fernández y Juan del Encina se iniciarán con

obras sencillas: eran propiamente autos o misterios, pero se representaban en las cortes de

los magnates, y no en las iglesias.

Juan del Encina (considerado patriarca del teatro español) es quien pasará de representar

pastores navideños a representar dramas pastoriles. Son los suyos pastores realistas,

rústicos representados con el fin de hacer reír y que hablan el sayagués, un castellano

deformado. Llamó “églogas” a sus obras: Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio, y la

Égloga de Plácida y Victoriano. En las obras de Encina se ve una acción escénica

perfectamente estructurada dentro de este teatro primitivo.

Con tan pobres antecedentes es verdaderamente un milagro cultural que en el siglo XVII

surgiera un teatro nacional ya maduro y brillante, cuya creación se atribuye a Félix Lope

de Vega y Carpio (1562-1635). Sin embargo este dramaturgo no creó de la nada. Debió

haber un teatro popular, itinerante, cuyas obras como no se escribieron no pasaron a la

historia de la literatura, aun así creó una base: un público y unas “compañías” de

representantes del teatro.

También debió conocer Lope de Vega la obra culta de Bartolomé Torres Naharro. Es el

primer castellano en teorizar sobre el arte dramático en su Proemio a la Propalladia. Es el

primero en definir los que es la comedia (“artificio ingenioso de notables y finalmente

alegres acontecimiento”), y en clasificarla: según él hay dos tipos de comedia: “ a noticia”,

basada en hechos reales, y la comedia “a fantasía”, pieza teatral de costumbres urbanas,

cuyo motor es el amor. De estas últimas es su comedia Ymenea, la cual se suele clasificar

como antecedente de las comedias de capa y espada del teatro del Siglo de Oro.

Otros antecedentes fueron los “pasos” (obritas de un solo acto donde el diálogo produce el

efecto cómico) de Lope de Rueda. También hay que incluir las comedias y tragedias de

Juan de la Cueva, quien enriquece la escena española con temas y personajes de la historia

nacional de su tiempo.

TEATRO LOPE DE VEGA HASTA TIRSO DE MOLINA:

Lope de Vega y el teatro nacional

Aunque se llama a Lope de Vega (1562-1635) el creador del teatro nacional o de la

comedia española, Lope no trabajó en un vacío. Ya, como habíamos mencionado, otros

autores antes que él habían iniciado algunas reformas, pero siguiendo siempre el modelo

renacentista italiano. Lope tuvo la osadía de romper con éste para crear un teatro más

natural, más armónico con el espíritu y la cultura española tradicionales y de su tiempo.

El teatro de tipo laico como espectáculo representado para todas las clases sociales no

aparecerá en España hasta luego del Renacimiento. Hubo representaciones antes y durante

éste, pero solo para un público privilegiado.

No es hasta el siglo XV que toma fuerza la representación teatral. Los primeros

dramaturgos como Gómez Manrique, Lucas Fernández y Juan del Encina se iniciarán con

obras sencillas: eran propiamente autos o misterios, pero se representaban en las cortes de

los magnates, y no en las iglesias.

Juan del Encina (considerado patriarca del teatro español) es quien pasará de representar

pastores navideños a representar dramas pastoriles. Son los suyos pastores realistas,

rústicos representados con el fin de hacer reír y que hablan el sayagués, un castellano

deformado. Llamó “églogas” a sus obras: Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio, y la

Égloga de Plácida y Victoriano. En las obras de Encina se ve una acción escénica

perfectamente estructurada dentro de este teatro primitivo.

Con tan pobres antecedentes es verdaderamente un milagro cultural que en el siglo XVII

surgiera un teatro nacional ya maduro y brillante, cuya creación se atribuye a Félix Lope

de Vega y Carpio (1562-1635). Sin embargo este dramaturgo no creó de la nada. Debió

haber un teatro popular, itinerante, cuyas obras como no se escribieron no pasaron a la

historia de la literatura, aun así creó una base: un público y unas “compañías” de

representantes del teatro.

También debió conocer Lope de Vega la obra culta de Bartolomé Torres Naharro. Es el

primer castellano en teorizar sobre el arte dramático en su Proemio a la Propalladia. Es el

primero en definir los que es la comedia (“artificio ingenioso de notables y finalmente

alegres acontecimiento”), y en clasificarla: según él hay dos tipos de comedia: “ a noticia”,

basada en hechos reales, y la comedia “a fantasía”, pieza teatral de costumbres urbanas,

cuyo motor es el amor. De estas últimas es su comedia Ymenea, la cual se suele clasificar

como antecedente de las comedias de capa y espada del teatro del Siglo de Oro.

Otros antecedentes fueron los “pasos” (obritas de un solo acto donde el diálogo produce el

efecto cómico) de Lope de Rueda. También hay que incluir las comedias y tragedias de

Juan de la Cueva, quien enriquece la escena española con temas y personajes de la historia

nacional de su tiempo.

TEATRO LOPE DE VEGA HASTA TIRSO DE MOLINA:

Lope de Vega y el teatro nacional

Aunque se llama a Lope de Vega (1562-1635) el creador del teatro nacional o de la

comedia española, Lope no trabajó en un vacío. Ya, como habíamos mencionado, otros

autores antes que él habían iniciado algunas reformas, pero siguiendo siempre el modelo

renacentista italiano. Lope tuvo la osadía de romper con éste para crear un teatro más

natural, más armónico con el espíritu y la cultura española tradicionales y de su tiempo.

(1584?-1648). Desde muy joven ingresó en la Orden de la Merced, siendo un sacerdote

ejemplar durante toda su vida. Fue el primero de los literatos españoles que viajó al Nuevo

Mundo (Santo Domingo). Desde 1632 se entregó por entero a su Orden disminuyendo su

producción literaria.

Muchos críticos lo consideran discípulo de Lope, mientras que otros lo ven como un

colaborador de la dramaturgia de Lope. Tirso aprovecha al máximo la fórmula teatral

creada por Lope, aunque aporta sus notas individuales. Tirso, por ejemplo superaba a Lope

“en las sutilezas de la inteligencia y en la disciplina intelectual”. Es un gran creador de

caracteres, maneja la trama con mucho cuidado y, a veces, combina la intriga secundaria

con la principal y otras, construye una doble intriga que maneja sabiamente.

Es el creador de unas 600 comedias de las que solo se conservan unas 60. Sus obras poseen

gran variedad temática: aborda temas religiosos, históricos, bíblicos, novelescos,

moralizadores, etc.

Tirso posee un estilo dramático muy personal y original que se distingue por penetrar en

la psicología de los personajes. Entre sus obras se destacan Don Gil de las calzas verdes

(comedia de enredos, 1615), La prudencia en la mujer (drama político - histórico).

El teatro de Tirso aporta dos obras fundamentales del Siglo de Oro: El burlador de Sevilla

y convidado de piedra y El condenado por desconfiado. En estas obras destaca, con toda

su fuerza dramática, lo teológico y lo moral. Además, en estas dos obras se revela como un

gran creador de caracteres universales.

Con El Burlador de Sevilla, la crítica reconoce, fuera de toda duda, que Tirso es quien crea

el personaje de don Juan. Le dio forma definitiva y lo moldeó hasta ajustarlo a los fines

teológicos para los que fue creado.

Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)

Como dramaturgo, Calderón acepta en términos generales, los postulados dramáticos de

Lope de Vega; sin embargo, los refuerza con una obra conceptual mucho más rigurosa,

reflexiva y filosófica. Por tal razón su público, contrario al de Lope, es aristócrata,

cortesano; tuvo gran éxito en el ambiente palaciego.

A los 51 años decide ser sacerdote, mas esto no impide que prosiga su producción literaria.

Se le considera uno de los más grandes autores de autos sacramentales de los cuales se

conservan aproximadamente 80 piezas. Eran obras dramáticas alegóricas de carácter

religioso, pero de gran aliento poético. Calderón da al auto sacramental su forma definitiva.

Enriquece el género fundiendo la idea teológica, los valores poéticos y dramáticos y los

más fastuosos recursos de la escenografía. El motivo central de éstos era el misterio de la

Eucaristía.

También compuso obras de carácter bíblico, otras de carácter histórico o legendario y

comedias de capa y espada de carácter costumbrista.

La vida es sueño (estrenada entre 1631, 1635), El gran teatro del mundo (1645) y El

médico de su honra (1637) son tres obras claves en las cuales logra consolidarse como

dramaturgo. La vida es sueño es una de las obras más universalistas de Calderón porque

va dirigida al ser humano en general. En ésta plantea el problema fundamental del libre

albedrío. Construye un juego escénico en el que los personajes son conceptos, esquemas

mentales, apoyos de ideas abstractas. La obra constituye un avance dentro dela técnica

teatral del siglo XVII. La obra nos brinda un clima conceptista y culterano. Se nos anuncia

desde el título el enfrentamiento de los conceptos sueño- vida.

Para Ángel Valbuena Prat, La vida es sueño encierra un contenido filosófico trascendental,

en el que, por una parte, culmina una problemática antigua, y, por otra, se anticipa una

concepción cartesiana de la existencia.

Pedro Calderón de la Barca esquematiza las características de la comedia nacional que ya

había fijado Lope de Vega. Le añade lo esencial y peculiar de un teatro doctrinal y poético,

lo madurará en cuanto a reflexión y profundidad. Destacó los protagonistas sobre el resto

de los personajes, estilizó la intriga. Crea un teatro intelectual y simbólico y hermanará la

poesía con la acción dramática.

Si Lope crea el teatro nacional estableciendo sus líneas fundamentales, Calderón da un paso

más allá incorporándole los más extremados recursos del barroco. Su estilo es más pulido

y rebuscado, da predominio a un personaje, hay mayor conflicto interior. Su teatro es

abstracto y conceptual. Utiliza un lenguaje culto.

Se habla de dos momentos o estilos en la producción de Calderón:

1. Ordena y condensa lo que en Lope aparecía desordenado y confuso: elimina lo accesorio,

concentra la acción en torno a un tema central, estiliza el realismo costumbrista.

2. A partir de 1635, lo ideológico y escenográfico adquiere enorme importancia y casi

desaparecen los elementos realistas dando paso a lo simbólico, fantástico y poético.

Introduce trucos escenográficos y efectos visuales, sus obras se convierten en un

espectáculo insuperable.

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