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Youtube y la comunicación del siglo XXI

La política ha estado siempre presente en la vida social, al igual que los medios de comunicación, que han evolucionado desde sus formas impresas y audiovisuales hasta el entorno digital actual. Hoy, estos medios no solo entretienen o educan, sino que también cumplen una función política esencial. Plataformas como YouTube ejemplifican esta dimensión de la comunicación contemporánea.

Desde una perspectiva histórica, política y comunicación han sido actividades inseparables de la existencia humana. Aristóteles, en La Política, afirmaba que el ser humano, por ser social y dotado de lenguaje, está destinado a vivir en comunidad, en la polis, y que esa misma capacidad de comunicarse lo convierte en un ser superior respecto a otros animales. Así, la retórica —que él definió como la búsqueda de todos los medios posibles de persuasión— se convierte en el núcleo del acto político. Comunicar no es solo informar: es deliberar, argumentar y llegar a decisiones conjuntas, con el fin de construir colectivamente el bien común. Para Aristóteles, este uso virtuoso del lenguaje es propio de quienes se orientan al buen vivir.

1 perspectiva histórica de la política

Por otro lado, Nicolás Maquiavelo marca una ruptura con esta visión ética y propone en El Príncipe una política basada en el pragmatismo. Lo central para él no es el bien común, ni la forma del Estado, sino el ejercicio y conservación del poder. Con Maquiavelo nace la ciencia política moderna, entendida como la lucha por el poder. A pesar de las diferencias con Aristóteles, ambos coinciden en un punto: la necesidad de persuadir. Para Maquiavelo, el apoyo popular es el pilar fundamental de todo proyecto político, y este solo se logra mediante una comunicación eficaz. Así se establece un vínculo indisoluble entre comunicación y política: persuadir, ya sea para construir el bien común o para obtener obediencia y consolidar el poder.

Este nexo ha perdurado y se ha fortalecido con la evolución de los medios. La transformación del lenguaje, la escritura, la imprenta, la radio, la televisión y finalmente internet y las redes sociales han redefinido tanto las formas de poder como las relaciones sociales dentro del Estado. Según algunos autores, las revoluciones en los medios de comunicación han sido más decisivas que las revoluciones en los medios de producción, pues mientras estas últimas generan nuevas formas materiales de civilización, las primeras dan lugar a nuevos universos culturales.

Por eso, comunicación y ciencia política han avanzado juntas a lo largo de la historia, y con el auge de los medios masivos este vínculo se consolidó aún más. Desde la segunda mitad del siglo XX vivimos en una sociedad mediatizada, donde toda interacción humana está atravesada por los medios. Individuos, grupos, organizaciones y grandes corporaciones que buscan el poder encuentran en los mass media aliados indispensables, al punto de procurar no solo acercarse a ellos, sino también controlarlos.

2 youtube como espacio de difusión de la comunicación política

La comunicación política no se limita únicamente a las campañas electorales; es un proceso constante en el que ciudadanía, actores políticos e instituciones públicas deberían participar de forma multidireccional, compartiendo información sobre los asuntos públicos. Esta dinámica ha evolucionado a través del tiempo en tres grandes etapas.

La etapa pre-moderna (hasta 1960) se caracterizó por una comunicación unidireccional, donde los partidos políticos y las instituciones generaban y difundían la información a través de medios como diarios, radio y la televisión naciente, sin que la ciudadanía pudiera participar activamente.

En la etapa moderna (1960–1995), los medios comenzaron a participar en la difusión de debates políticos e información más homogénea. La política adquirió mayor autonomía, pero aún mantenía estructuras jerárquicas en la comunicación.

Desde 1995 hasta hoy, en la etapa posmoderna, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), especialmente Internet, han transformado radicalmente la forma de comunicar. La información se vuelve inmediata e interactiva gracias a las redes sociales. Ahora los ciudadanos pueden recibir, modificar y redistribuir información en tiempo real, lo que ha generado términos como ciberpolítica, ciberdemocracia y prosumidor (productor y consumidor de contenido).

La ciberpolítica redefine las relaciones entre gobiernos, partidos, ciudadanos, empresas y organizaciones. No solo los medios profesionales transmiten información: también lo hacen políticos e instituciones, quienes buscan acercarse al público, ofrecer contenido más adaptado y establecer relaciones más directas. Esta interacción rompe la estructura tradicional política-ciudadano, dando al ciudadano un rol activo como actor político y permitiendo que las instituciones actúen también como ciudadanos que co-crean información con el público.

A finales de los años 90 surgieron las primeras webs para campañas políticas, con foros y espacios de participación. Posteriormente, los blogs y microblogs ofrecieron más cercanía con candidatos y organizaciones. Sin embargo, la llegada del video en línea marcó un punto de inflexión, y YouTube, desde su creación en 2005, ha revolucionado la comunicación política.

YouTube ofrece una forma nueva y más efectiva de recibir y compartir información política. La plataforma permite tanto la difusión de contenido por parte de partidos, instituciones y candidatos como la participación de los ciudadanos. Gracias a su viralidad y su capacidad de compartir contenido en otras plataformas, YouTube tiene un fuerte impacto en la opinión pública.

Con más de dos mil millones de usuarios, YouTube ha superado a medios tradicionales como la televisión, ofreciendo acceso flexible, interacción directa y la posibilidad de generar contenido propio. A diferencia de la televisión, en YouTube cualquier evento político grabado puede ser consultado por cualquiera en cualquier momento, compartido, comentado o remezclado para influir en otros.

Uno de los ejemplos más emblemáticos del uso político de YouTube fue la campaña de Barack Obama en 2008, cuyo video Yes, we can se viralizó, convirtiéndose en una pieza clave para su triunfo. En él participaron artistas e influencers, quienes, gracias a su capacidad de movilizar audiencias, jugaron un papel esencial en la campaña digital.

Los influencers, personas con fuerte presencia digital y comunidades activas, tienen la capacidad de impactar significativamente en sus seguidores, incluso en el ámbito político. No necesariamente requieren una gran cantidad de seguidores, sino comunidades comprometidas, y su influencia se basa en su credibilidad y en la conexión con su audiencia. Pueden llamar a la acción, generar reflexión y cambiar comportamientos.

YouTube también destaca por su capacidad para atraer a los jóvenes hacia la política. En 2017, el 72% de los jóvenes prefería consumir contenido en YouTube antes que en otros medios, valorando su libertad de elección y la posibilidad de interactuar. En el grupo de 18 a 49 años, 8 de cada 10 personas usaban YouTube, y ya en 2015 este grupo veía 4% menos televisión. Incluso los mayores de 50 años han comenzado a incorporarse progresivamente a estas plataformas.

Asimismo, aunque los menores de edad no votan, su consumo temprano de contenidos en YouTube contribuye a formar criterios y opiniones que influirán en su comportamiento político futuro y en la forma en que se relacionarán con la política, las instituciones y otros ciudadanos.

3 el contenido de la comunicación política en youtube

En el ámbito político, el tipo de contenido más consumido en YouTube es el denominado infoentretenimiento, que combina información con entretenimiento para captar la atención apelando a emociones y sensaciones. Este tipo de videos busca hacer más accesible y ligero el contenido político, aunque suele simplificarlo demasiado, lo que le resta profundidad e impacto en la agenda pública. Generalmente, muestra a políticos en situaciones banales, con presencia de insultos o actitudes inapropiadas que llaman la atención pero no aportan al debate serio.

Un problema adicional es la procedencia del contenido: el 75% proviene de fuentes anónimas o poco confiables, muchas veces con edición amateur, voces automatizadas o subtítulos sin identificar autores. Solo un 60% de estos videos cita fuentes confiables y apenas un 20% considera todas las partes involucradas. El 70% presenta una sola perspectiva, mientras que en el 10% restante no hay debate ni posiciones enfrentadas. Gran parte del contenido es simplemente material de medios tradicionales subido sin edición adicional.

No obstante, YouTube también alberga contenido informativo y profesional, difundido por medios, partidos políticos y organizaciones públicas. Aunque es menos visible, este tipo de contenido permite el debate político y la interacción, incluso si predominan las emociones sobre los argumentos. Esto convierte a YouTube en una herramienta con gran potencial para la comunicación política, al facilitar espacios de diálogo y participación ciudadana.

A pesar de su enfoque inicial en el entretenimiento, YouTube puede motivar el interés político del público. Por eso, es esencial que la información difundida sea de calidad, especialmente considerando la amenaza de las fake news y la "basura informativa", que distorsionan la percepción de la ciudadanía. Esto es crítico para los jóvenes, quienes aún están formando sus criterios políticos, y cuya exposición a contenido sesgado podría afectar su desarrollo como ciudadanos activos y críticos.

Los comunicadores políticos enfrentan un reto fundamental: aprovechar la plataforma no solo para entretener, sino también para educar e informar con responsabilidad. La finalidad debe ser ofrecer a la ciudadanía herramientas que mejoren su condición como ciudadanos. La transparencia, según Kovach y Rosenstiel, es clave: la información debe ser accesible, verificada, útil, actual y comprensible.

En la actualidad, la información profesional convive con contenido amateur. Por ello, medios de comunicación, partidos y entes públicos deben reforzar su presencia activa en YouTube. Aunque la plataforma permite interacción entre ciudadanos, esta sigue siendo limitada entre los actores políticos y la población. Aprovechar mejor este canal permitiría acercar posiciones, generar confianza y mejorar las agendas públicas, reforzando así la democracia.

A pesar de su crecimiento, YouTube aún no desplaza por completo a los medios tradicionales, que siguen teniendo un rol central en la transmisión de información política. El contenido político más transparente y útil aún proviene, en gran medida, de canales ligados a estos medios o a instituciones públicas.

Otro gran desafío es la investigación. La comunicación política en plataformas digitales aún es un fenómeno reciente, poco explorado, especialmente en América Latina. Mientras en Europa —por ejemplo, España— hay numerosos estudios, en nuestra región la producción académica es escasa. Esto muestra una diferencia en el desarrollo democrático y el compromiso ciudadano a través de los medios digitales.

4 el reto de la transformación

La comunicación política es esencial para asegurar la transparencia y la rendición de cuentas de los entes públicos. Tanto la manera en que se comunica como los medios utilizados deben recibir la atención y el cuidado necesarios. En el contexto actual, marcado por la era digital y el auge de las redes sociales, donde plataformas como YouTube son ampliamente utilizadas para el consumo de información y entretenimiento, la comunicación política necesita transformarse y adaptarse.

Aunque los nuevos medios han ido desplazando progresivamente a los medios tradicionales como la televisión, en el caso específico de la comunicación política en YouTube, no se ha explotado todo su potencial. Es necesario asumir el reto de impulsar el uso efectivo de estas plataformas, que pueden facilitar un vínculo más cercano entre ciudadanía y entes públicos. Esto contribuiría a una mejor gestión de las agendas públicas y a una mayor rendición de cuentas.

Además, el uso adecuado de estos canales digitales podría atraer nuevos públicos hacia los temas políticos, una categoría de contenido que ha ido perdiendo interés entre los usuarios más jóvenes. Para lograrlo, es fundamental que todos los actores involucrados —medios, partidos, instituciones y ciudadanía— colaboren activamente para sacar el máximo provecho de estas herramientas, fomentando interacciones útiles que repercutan positivamente en la vida política y pública, y que favorezcan el bien común.