La Metafísica de Aristóteles es considerada como uno de los pilares fundamentales en la filosofía occidental, siendo la disciplina que se dedica al estudio del ser, la existencia y la esencia de las cosas. A través de esta obra, Aristóteles establece preguntas fundamentales que influyen enormemente en disciplinas como la ontología, la filosofía de la ciencia y la filosofía moral, proveyendo las bases necesarias para un entendimiento más amplio de otras áreas del conocimiento, tanto filosófico como científico.
La ontología, como aspecto fundamental de la Metafísica, se define como el conocimiento de lo que es. Aristóteles realiza un análisis profundo sobre el origen del ser y el concepto del movimiento. El enfrenta cuestiones esenciales sobre la naturaleza de la existencia y lo que constituye la esencia de un objeto o ser, abordando temas como la permanencia y el cambio:
Naturaleza como cambio: Aristóteles observa que todo en la naturaleza está en constante cambio y movimiento, lo que lo lleva a la noción de teleología; es decir, la idea de que todo ser tiene un propósito o finalidad inherente. Esto contrasta con otras visiones más mecanicistas de la naturaleza.
Substancias individuales: Cada ser se concibe como único. Aristóteles distingue entre substancia primera (los individuos concretos) y substancia segunda (las especies o géneros a los cuales pertenecen), introduciendo términos que permiten una categorización más precisa de la realidad.
Universales vs. particulares: A diferencia de Platón, que postulaba la existencia de universales como entidades separadas e ideales, Aristóteles argumenta que lo universal reside en los rasgos comunes de los individuos, trayendo un enfoque más pragmático a la comprensión de la realidad.
Accidentes: Aristóteles define accidentes como características contingentes que no definen la esencia principal de un ser. Utiliza categorías como forma y materia para clasificar y entender estas propiedades de las cosas más detalladamente.
Aristóteles considera que el proceso de conocimiento es uno de abstracción, donde se busca articular las esencias a partir de experiencias concretas, con un fuerte énfasis en la importancia de la experiencia empírica:
Inducción: Él sostiene que el conocimiento de la esencia se alcanza mediante la inducción, donde se reconoce la esencia a partir de una serie de ejemplos similares que permiten formar conceptos universales a partir de lo particular.
Principios de substancias: Define dos componentes esenciales en cada ser:
Materia: Representa las potencialidades de un ser, podría ejemplificarse con la madera como materia potencial que puede convertirse en una silla.
Forma: Designa la esencia misma del ser, aquello que define su naturaleza y existencia específica.
Aristóteles establece un modelo de explicación para comprender el por qué de las cosas a través de cuatro tipos de causas:
Causa material: De qué está hecho el objeto, lo que implica un análisis de los componentes físicos.
Causa formal: La esencia que le da forma a un objeto, es aquello que define su estructura y características.
Causa eficiente: Quién o qué produce el objeto, incluyendo todos los agentes o factores que intervienen en la creación de un ser.
Causa final: El propósito y función de la existencia del objeto, esencial para entender la razón de ser de las cosas.
Aristóteles introduce la idea del "primer motor" como explicación del movimiento. Este concepto postula que, para que algo se mueva, debe haber un motor que inicie el movimiento. Este primer motor, a su vez, ha de ser puro pensamiento y esencialmente inmutable, para evitar la regresión infinita hacia un inicio del movimiento.
La visión de Aristóteles sobre la física es integral; estudia no solo los cuerpos celestes, sino también los seres vivos y su interacción con el entorno:
Cuerpo y alma: En contraste con Platón, Aristóteles concibe la relación entre el cuerpo y el alma como inseparable, proponiendo una concepción biológica del alma, donde esta no es una entidad independiente, sino intrínseca al ser:
Alma vegetativa: Asociada a las funciones de nutrición y reproducción, típicas en las plantas.
Alma sensitiva: Relacionada con las sensaciones y el movimiento, común en los animales.
Alma racional: Es exclusivamente humana y está vinculada a la capacidad de pensamiento y razonamiento.
La ética aristotélica se centra en la búsqueda de la felicidad como el objetivo final de la vida humana, que debe ser alcanzada a través de la virtud:
Virtud del término medio: Aristóteles propone que la virtud consiste en encontrar un equilibrio entre los extremos, una idea conocida como prudencia, que permite un balance adecuado entre los fines que perseguimos y los medios para alcanzarlos.
Hábito: Los valores y virtudes se adquieren mediante la práctica habitual, donde las actitudes virtuosas se ven como una manifestación de la naturaleza humana. La práctica ética debe ser continua y consciente, dado que el ser humano es esencialmente un ser racional y social.
Aristóteles considera la vida contemplativa como la ideal, ya que proporciona libertad y un entendimiento profundo del conocimiento. Al mismo tiempo, destaca la naturaleza social del ser humano, quien requiere de lenguaje y cooperación social:
Modelos de estado: Clasifica las formas de gobierno en tres legítimas (monarquía, aristocracia, politeia) que buscan el bien común, así como las corruptelas de estas formas (tiranía, oligarquía, democracia).
Principios del Estado: La autarquía, la armonía y la educación son conceptos fundamentales para el bienestar de la sociedad y el fomento de la riqueza. Aristóteles sostiene que la educación es clave para la formación de ciudadanos virtuosos, lo cual, a su vez, sostiene la estabilidad del Estado y promueve un entorno social saludable.