La ética eudemónica moderna se expresa en términos de deseos y satisfacciones, no placeres y dolores.
Locke dice que el hombre actúa porque siente alguna inquietud, e intenta eliminarla en la medida de lo posible.
Bertrand Russell, hedonismo psicológico
Sostiene que las personas están motivadas principalmente por la búsqueda del placer y la evitación del dolor.
Hastings Rashdall, antihedonista.
Todos los deseos particulares de los individuos se alinean con el deseo general de mejorar su situación, es decir, de pasar de un estado menos satisfactorio a uno más satisfactorio.
Queremos un objeto no porque sea bueno o deseable, sino lo llamamos agradable porque lo deseamos.
La satisfacción de los deseos es fundamental para alcanzar la felicidad, y esta satisfacción puede variar de una persona a otra y en diferentes momentos de la vida.
No es lo mismo que el utilitarismo.
El utilitarismo se relaciona más con la colectividad, mientras que el hedonismo psicológico busca la felicidad individual.
Felicidad y bienestar pueden ser utilizados de manera intercambiable, aunque cada término puede conllevar matices diferentes.
La felicidad se considera un estado más específico, mientras que el bienestar puede abarcar un concepto más amplio.
Los códigos de moral tienen su punto de partida en los deseos, decisiones y valoraciones humanas.
El problema ético es qué curso de acción deberíamos tomar.
Qué fin, entre otros fines, deberíamos perseguir.
Otros filósofos, por ejemplo, dicen que aunque la felicidad puede ser un fin último, también lo puede ser la virtud como algo separado de la felicidad.
Subrayar la diferencia ente medios y fines ha creado confusión.
El objetivo último de la vida debería ser un estado que combine tanto la felicidad como el bienestar.
Al hablar de placer, se hace referencia a satisfacción de deseo, no de placer sensual.
Pero tanto "placer" como "satisfacción" son palabras abstractas.
El placer en general no puede aislarse de placeres específicos.
Tampoco puede ser medido.
Bentham intentó cuantificar el placer, pero este intento fue un fracaso.
El placer solamente puede ser comparado en términos de más o menos.
Son comparables pero no mensurables.
Mill pretendía que los placeres fueran medidos tanto por la calidad como por la cantidad.
Algunas personas pueden encontrar satisfacción en placeres simples y directos, como el de una ostra, mientras que otros, como Sócrates, pueden buscar placeres más complejos y reflexivos.
Se duda de una comparación en la que el sujeto no ha conocido ambos lados.
"Es mejor ser Sócrates insatisfecho que un tonto insatisfecho", escribió Mill.
Pero un hombre inteligente nunca ha sido tonto, y no puede saber cómo se sentiría él si fuera tonto.
Mill apela a nuestro orgullo.
Por tanto, concluimos que es mejor ser Sócrates satisfecho que Sócrates insatisfecho.
El hedonismo psicológico no puede explicar nuestros verdaderos motivos al actuar.
Falacias en el ataque contra el hedonismo psicológico
La suposición de que placer se refiere solo al placer sensual
La negativa a ver que la posición hedonista puede ser declarada negativamente: un mártir elige el martirio porque está eligiendo una agonía menor a rechazar a Dios, no porque el placer del martirio predomine sobre el dolor.
La falacia histerológica: las personas desean algo porque creen que les proporcionará placer, cuando en realidad es el deseo el que crea la expectativa de satisfacción.
La satisfacción imaginada es creada por el deseo, no al revés.
Lo que quiero no es placer, sino alguna otra cosa específica: planteado por Butler. Al hablar de placer, nos referimos a satisfacción.
El hombre a menudo rechaza realizar la acción que parece prometer el placer más inmediato o más intenso: el hombre puede buscar su mayor placer en el largo plazo.
Los hombres actúan con frecuencia bajo la influencia de meros impulsos y no hacen las cosas calculadamente para proporcionarse el máximo placer: a pesar de que es cierto, en sus momentos de calma busca felicidad duradera. Incluso en los momentos de impulso, elige entre deseos que quiere satisfacer.
Reconciliación entre el eudemonismo psicológico y ético: armonizar deseos y maximizar satisfacciones en el largo plazo.
La ética es un medio más que un fin último.
Una ética racional no puede construirse solo sobre lo que deberíamos desear, sino sobre lo que deseamos realmente.
"Un deber ser siempre tiene como base un ser o un será y de ellos emerge."