Este capítulo aborda una pregunta fundamental en la historiografía de la psicología: ¿Realmente necesitamos fundadores? Para responder, se plantean dos cuestiones:
¿Son esenciales los fundadores para comprender el desarrollo de los movimientos e ideas científicas?
¿Tenemos algún propósito para mantener la figura de los fundadores en la narrativa histórica?
Ambas preguntas se sitúan en el debate entre dos perspectivas historiográficas:
El naturalismo histórico, que enfatiza las condiciones socioculturales que favorecen el surgimiento de las ideas, más que las contribuciones individuales.
El personalismo histórico, que otorga un papel central a figuras individuales en la creación de disciplinas y movimientos científicos.
El autor analiza estos enfoques utilizando ejemplos clave: Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología experimental, y la rivalidad entre G. Stanley Hall y William James en la psicología estadounidense.
Además, plantea una tercera cuestión: ¿Qué sucede cuando los propios protagonistas de la historia creen en la importancia de los fundadores? En algunos casos, los mismos científicos han promovido su imagen como "fundadores", consolidando su legado a través de sus escritos y redes de influencia.
El concepto de "mito de origen" se refiere a las narrativas simplificadas o distorsionadas sobre los comienzos de una disciplina o idea. Estas historias suelen surgir debido a diversos factores:
Errores en la transmisión oral: Las anécdotas sobre figuras clave de la psicología se transforman con el tiempo, acumulando exageraciones o distorsiones.
Idealización de figuras históricas: Se tiende a presentar a ciertos psicólogos como genios solitarios que revolucionaron el campo sin considerar influencias previas o colaboraciones.
Suposiciones erróneas: Algunas narrativas históricas se construyen a partir de lo que "debería haber ocurrido", en lugar de basarse en evidencia documental.
Errores en libros de texto: Muchas veces, los manuales de historia repiten información incorrecta sin cuestionarla, consolidando mitos en la enseñanza académica.
A continuación, se examinan dos fuentes clave que han contribuido a la propagación de estos mitos: las tradiciones orales y los libros de texto.
Las tradiciones orales juegan un papel crucial en la forma en que se transmite el conocimiento dentro de la academia.
Los estudiantes y profesores suelen compartir historias sobre figuras influyentes, creando un "folklore académico" que no siempre es preciso.
Muchas anécdotas sobre psicólogos provienen de relatos informales que han sido modificados con el tiempo.
Estos relatos a menudo aparecen en autobiografías, obituarios y referencias en artículos académicos, perpetuando imprecisiones históricas.
Los libros de texto han sido una de las principales fuentes de mitos en la psicología.
Para simplificar la enseñanza, los autores de manuales tienden a presentar historias lineales y centradas en individuos clave, omitiendo complejidades.
Muchos manuales replican información de fuentes previas sin verificarla, perpetuando errores históricos.
Se tiende a destacar "figuras heroicas", lo que refuerza la idea de que ciertos psicólogos fueron los únicos responsables del desarrollo de la disciplina.
Desde una perspectiva naturalista, la ciencia no avanza gracias a individuos aislados, sino debido a múltiples factores:
Avances metodológicos y tecnológicos.
Cambios en las condiciones sociopolíticas.
Interacciones entre comunidades científicas.
Por otro lado, la perspectiva personalista argumenta que ciertos individuos han tenido un impacto desproporcionado debido a su liderazgo intelectual, creatividad y capacidad para consolidar comunidades científicas.
El capítulo explica que la idea de los fundadores persiste porque cumple diversas funciones:
Función simbólica: Da continuidad y legitimidad a una disciplina.
Función educativa: Facilita la enseñanza de la historia de la psicología.
Función política: Se ha utilizado para reforzar la identidad de escuelas de pensamiento.
El proceso de identificar "fundadores" no es objetivo y está influenciado por diversos factores históricos y políticos.
Wundt es considerado el fundador de la psicología experimental, pero su trabajo también incluía introspección filosófica.
Su legado fue moldeado en gran parte por Edward Titchener, quien reinterpretó sus ideas bajo el estructuralismo.
La imagen de Wundt como el "padre" de la psicología fue en parte una construcción posterior.
Ambos jugaron un papel clave en el desarrollo de la psicología en EE.UU., pero con enfoques distintos.
Hall promovió una psicología evolucionista y centrada en la educación, mientras que James se enfocó en la introspección y la experiencia subjetiva.
Su rivalidad refleja cómo la figura del "fundador" puede usarse estratégicamente para consolidar distintas corrientes teóricas.
El capítulo examina si William James puede ser considerado el verdadero fundador de la psicología en Estados Unidos.
Aunque su obra influyó profundamente en la disciplina, su impacto fue más teórico y filosófico que organizativo.
A diferencia de Hall, James no promovió la institucionalización de la psicología como una profesión independiente.
Su legado ha sido reinterpretado con el tiempo, en parte debido a la forma en que sus seguidores promovieron su imagen.
Este apartado analiza cómo el personalismo ha influenciado la construcción de la historia de la psicología, destacando la competencia entre Hall y James.
La necesidad de identificar "fundadores" ha llevado a narrativas que enfatizan las contribuciones individuales por encima de los procesos colectivos.
La historia de la psicología ha sido moldeada por debates internos y disputas entre diferentes escuelas de pensamiento.
En la conclusión del capítulo, se presentan varias reflexiones sobre la figura de los fundadores en la historiografía de la psicología:
Es necesario adoptar una visión más matizada que integre tanto factores individuales como contextuales.
Se deben cuestionar los mitos de origen y las narrativas simplificadas que dominan los libros de texto.
La historiografía influye en la percepción de los fundadores, muchas veces con propósitos simbólicos o políticos.
El capítulo concluye que la historia de la psicología debe analizarse críticamente, considerando no solo a los individuos, sino también las estructuras sociales y culturales que han influido en su desarrollo.