Revolución Industrial y Agraria
LAS BASES DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL A partir de 1780 se inició en Gran Bretaña una profunda transformación en la industria, consistente en la sustitución del trabajo artesanal por el de las máquinas y el paso de una economía agraria a otra industrial y urbana.
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LA REVOLUCIÓN AGRARIA Y SUS CONSECUENCIAS
Las transformaciones agrarias consistieron principalmente en: Progresos técnicos que afectaron a los sistemas de cultivo, por ejemplo el sistema Norfolk de rotación continua, que proporcionó forrajes para el ganado. Otras mejoras agrarias fueron la introducción de máquinas sembradoras y cosechadoras, y nuevos cultivos como el maíz y la patata. La ganadería, a su vez, aportó estiércol para el abono, y suministró carne y leche. Cambios en el sistema de propiedad. Los grandes propietarios sustituyeron las tierras comunales por propiedades privadas cercadas. Por ello, numerosos campesinos sin dinero para cerrarlas tuvieron que vender sus tierras y convertirse en jornaleros, o emigrar a las ciudades para trabajar en la industria.
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LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA
La población de Europa, sobre todo, la británica, creció notablemente desde el siglo XVIII. Esto fue posible por la reducción de la mortalidad, motivada por la mejor alimentación y los avances en la higiene y la medicina. Con ello, aumentó la mano de obra disponible y la demanda, estimulando las innovaciones agrarias y las industriales.
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OTROS FACTORES BÁSICOS
Otros factores que influyeron fueron: La modernización de los transportes, que permitió el crecimiento del comercio y el aumento de la circulación de productos, materias primas y capitales. El crecimiento de los medios financieros procedentes del comercio y de la agricultura, que se invirtieron en los nuevos sectores industriales (minero, textil y siderúrgico). La disponibilidad de fuentes de energía y de materias primas, como hulla (carbón mineral), algodón y hierro, cuyo aprovechamiento fue posible gracias a inventos como la máquina de vapor (1769) de James Watt.