Esta disputa remite a la tensión entre dos modos clásicos de conocer: el nomotético, propio de las ciencias naturales, y el ideográfico, más cercano a las humanidades. En el campo de la psicología, esta diferencia se refleja en la forma de concebir al sujeto y el conocimiento que se busca obtener sobre él.
Enfoque nomotético: se orienta a construir leyes generales, formulaciones objetivas y replicables. Se vincula a una mirada universalista y abstracta del ser humano. Busca generalizar resultados a partir de grandes muestras, y es el paradigma dominante en psicología científica.
Enfoque ideográfico: se centra en lo singular, en comprender los fenómenos desde su unicidad, considerando la complejidad del contexto. Este enfoque es más común en la psicología clínica, la fenomenología o el psicoanálisis. Valora la subjetividad y la profundidad del análisis individual.
Ambos enfoques no son excluyentes, pero han generado una división persistente en el campo, con consecuencias metodológicas y epistemológicas profundas.
Esta disputa tiene raíces similares a la anterior, pero se enfoca específicamente en las estrategias metodológicas.
Cuantitativo: se basa en la medición numérica de fenómenos psicológicos, a través de instrumentos estandarizados y procedimientos estadísticos. Busca objetividad, fiabilidad y validez. Es el método privilegiado en la psicología experimental, educativa, y organizacional.
Cualitativo: pone énfasis en el significado, el contexto y la experiencia subjetiva. Utiliza entrevistas, análisis de discurso, observación participante, entre otros. Pretende captar la riqueza del fenómeno en su entorno natural.
La tensión surge porque cada enfoque presupone una forma diferente de entender la ciencia, el conocimiento y al ser humano. Sin embargo, cada vez más se promueven enfoques mixtos que articulan ambas estrategias, superando dicotomías rígidas.
Esta sección introduce una de las controversias filosóficas más profundas en las ciencias humanas: la diferencia entre explicar y comprender.
La explicación se asocia al modelo de las ciencias naturales, basado en el establecimiento de relaciones causales. Pretende responder al por qué de los fenómenos.
La comprensión, en cambio, se vincula a las ciencias del espíritu y busca responder al sentido de la acción humana, desde una perspectiva interna e interpretativa.
En psicología, esta disputa subyace a múltiples tensiones metodológicas y epistemológicas. Se muestra cómo algunas corrientes se centran en explicar el comportamiento (ej. conductismo, cognitivismo), mientras otras buscan comprender la vivencia del sujeto (ej. psicoanálisis, fenomenología, psicología humanista).
La explicación, desde la tradición positivista, implica establecer leyes causales que permitan predecir fenómenos. Se asume que existe una relación constante entre variables, que puede ser observada, medida y controlada. En psicología, esto se ve en la construcción de modelos predictivos de conducta, donde se intenta identificar causas objetivas del comportamiento.
Autores como Hempel y el modelo “covering law” son referentes en esta visión. La explicación implica distanciamiento del investigador, objetividad y universalidad.
La comprensión parte de la premisa de que el mundo humano no puede ser reducido a relaciones causales. Se trata de interpretar el sentido de las acciones, desde la perspectiva del sujeto.
Este enfoque considera el contexto cultural, histórico y biográfico. No busca predecir ni controlar, sino entender el significado de la experiencia.
Autores como Dilthey, Weber y Gadamer son claves en esta tradición. En psicología, la comprensión es central en el psicoanálisis, la fenomenología y la psicología narrativa. Se valora la implicación del investigador, la empatía y la apertura a la alteridad.
Silva (2011)_Cap 2. Otros escenarios de controversia en Psicología
Esta disputa remite a la tensión entre dos modos clásicos de conocer: el nomotético, propio de las ciencias naturales, y el ideográfico, más cercano a las humanidades. En el campo de la psicología, esta diferencia se refleja en la forma de concebir al sujeto y el conocimiento que se busca obtener sobre él.
Enfoque nomotético: se orienta a construir leyes generales, formulaciones objetivas y replicables. Se vincula a una mirada universalista y abstracta del ser humano. Busca generalizar resultados a partir de grandes muestras, y es el paradigma dominante en psicología científica.
Enfoque ideográfico: se centra en lo singular, en comprender los fenómenos desde su unicidad, considerando la complejidad del contexto. Este enfoque es más común en la psicología clínica, la fenomenología o el psicoanálisis. Valora la subjetividad y la profundidad del análisis individual.
Ambos enfoques no son excluyentes, pero han generado una división persistente en el campo, con consecuencias metodológicas y epistemológicas profundas.
Esta disputa tiene raíces similares a la anterior, pero se enfoca específicamente en las estrategias metodológicas.
Cuantitativo: se basa en la medición numérica de fenómenos psicológicos, a través de instrumentos estandarizados y procedimientos estadísticos. Busca objetividad, fiabilidad y validez. Es el método privilegiado en la psicología experimental, educativa, y organizacional.
Cualitativo: pone énfasis en el significado, el contexto y la experiencia subjetiva. Utiliza entrevistas, análisis de discurso, observación participante, entre otros. Pretende captar la riqueza del fenómeno en su entorno natural.
La tensión surge porque cada enfoque presupone una forma diferente de entender la ciencia, el conocimiento y al ser humano. Sin embargo, cada vez más se promueven enfoques mixtos que articulan ambas estrategias, superando dicotomías rígidas.
Esta sección introduce una de las controversias filosóficas más profundas en las ciencias humanas: la diferencia entre explicar y comprender.
La explicación se asocia al modelo de las ciencias naturales, basado en el establecimiento de relaciones causales. Pretende responder al por qué de los fenómenos.
La comprensión, en cambio, se vincula a las ciencias del espíritu y busca responder al sentido de la acción humana, desde una perspectiva interna e interpretativa.
En psicología, esta disputa subyace a múltiples tensiones metodológicas y epistemológicas. Se muestra cómo algunas corrientes se centran en explicar el comportamiento (ej. conductismo, cognitivismo), mientras otras buscan comprender la vivencia del sujeto (ej. psicoanálisis, fenomenología, psicología humanista).
La explicación, desde la tradición positivista, implica establecer leyes causales que permitan predecir fenómenos. Se asume que existe una relación constante entre variables, que puede ser observada, medida y controlada. En psicología, esto se ve en la construcción de modelos predictivos de conducta, donde se intenta identificar causas objetivas del comportamiento.
Autores como Hempel y el modelo “covering law” son referentes en esta visión. La explicación implica distanciamiento del investigador, objetividad y universalidad.
La comprensión parte de la premisa de que el mundo humano no puede ser reducido a relaciones causales. Se trata de interpretar el sentido de las acciones, desde la perspectiva del sujeto.
Este enfoque considera el contexto cultural, histórico y biográfico. No busca predecir ni controlar, sino entender el significado de la experiencia.
Autores como Dilthey, Weber y Gadamer son claves en esta tradición. En psicología, la comprensión es central en el psicoanálisis, la fenomenología y la psicología narrativa. Se valora la implicación del investigador, la empatía y la apertura a la alteridad.