La prueba tiene trascendental importancia en la actividad jurisdiccional, anterior y durante el

proceso. Si no hay prueba no hay caso, ya que el juzgador no podría pronunciarse sobre

los hechos heredados en los actos de proposición, en otras palabras no tienen herramientas

para administrar justicia. Para destacar la importancia de la prueba Hernando Devis

Echandía, menciona un viejo adagio: “Tanto vale no tener un derecho, cuanto no poder

probarlo”; es decir, si no puedo probar el derecho es como no tenerlo. Se refiere también al

criterio de Jeremías Bentham de que “el arte del proceso no es probable otra cosa que

el arte de administrar las pruebas”.

Si tenemos presente la prevalencia del derecho sustancial, debemos concluir que la

vivificación del derecho se logra con la prueba de los hechos controvertidos, lo que permite

al juzgador dictar la sentencia de fondo para hacer justicia en cualquiera de las materias. Paraca

Carnelutti, las pruebas son “un instrumento elemental no tanto del proceso como del

Derecho”; pues al respecto, debemos tener presente la relacion complementaria del derecho

sustancial con el proceso. Es decir que, el ejercicio efectivo del derecho sustancial se

sustenta en la prueba